domingo, 21 de diciembre de 2014

Ley en cantinas uruguayas

Visitamos las cantinas del Colegio Nacional José Pedro Varela, su sucursal en primaria y su local en el edificio de secundaria.
Conversando con el dueño de la cantina de primaria, Fernando, éste nos comentó que si bien la medida tomada le parece correcta, y de hecho él intenta promover a sus hijos una alimentación saludable, la misma ha tenido una repercusión negativa en las ventas de su cantina. “En lo personal comparto completamente la resolución, en cuanto a mi trabajo, sí, sin duda fue perjudicial”.
Comentó que inmediatamente luego de que la ley se puso en práctica él dejo de vender los productos que se prohíben en ella, pero agregó: “Soy consciente de que muchas cantinas continúan vendiendo snacks. Yo prefiero respetar la ley”.

Fernando, realizó un especial énfasis en los snacks ya que considera que es en ellos donde recaía la mayor ganancia de la cantina. “Los chicos de entre 6 y 10 años vienen a la cantina a comprar papas chips y Coca Cola. El que trae comida de la casa, tal vez come de forma saludable, pero ningún niño viene aquí a pedir una manzana”.
No nos dijo con exactitud cuál fue la pérdida que él experimentó,  pero asegura que los primeros meses se hizo sentir muy fuertemente. Nos comentó que con el tiempo buscó la forma de elaborar alimentos que pudieran ser vendidos y que a la vez se vieran atractivos para los niños.

En cuanto a la cantina del edificio de secundaria, la dueña, Teresa, también nos aseguró que la ley representó una pérdida para su cantina. “La prohibición de vender snacks es lo que más nos afecta”. Comentó a su vez: “De todas formas los chicos que vienen a este local ya son más grandes, por lo que si quieren comer papas chips se las compran en el kiosko de la esquina antes de entrar a clase y listo”.
Se mostraba un tanto enojada ya que le parece absurdo que no le permitan vender estos productos, cuando al fin y al cabo esto no significa que los adolescentes coman de forma saludable ya que pueden adquirirlos igual en otro lugar.
Recorriendo los pasillos de la institución observamos que en los tachos de basura había residuos de snacks, por lo que fuimos a conversar con una limpiadora y le preguntamos si era frecuente verlos. Ella respondió que sí, que ella al barrer sigue viendo envoltorios de snacks, quizá menos que antes, pero sigue habiendo.

Lo que podemos concluir es que el cambio de hábitos alimenticios no pasa por hacer respetar una ley en la que se prohíba la venta de alimentos poco saludables, sino que para ello es necesario un cambio de mentalidad y principalmente de hábitos en los niños. Por supuesto esto es muy difícil, por lo que se vuelve imprescindible la educación en este aspecto por parte de las familias. Siempre es fundamental que los padres prediquen con el ejemplo, de lo contrario el niño jamás considerará necesario cambiar su forma de alimentarse.

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